¿Serán posibles en España?

Esta pregunta se hizo en un curso sobre relaciones entre empresas y ONG al tratar las alianzas estratégicas

En el curso impartido hace un par de semanas en la Cámara de Comercio de Madrid sobre Por qué es imprescindible la colaboración entre empresas y ONG, una de las asistentes preguntó si en España llegaremos a ver colaboraciones de alto impacto, donde participen varias empresas y ONG compartiendo objetivos, agenda y actividades.

Por nuestra experiencia trabajando con empresas y ONG, cada vez hay colaboraciones más complejas y con mayor número de agentes implicados pero no se llega a los ejemplos de impacto colectivo que se dan en otros países como Detroit Corridor Inititative para la recuperación de la ciudad tras la crisis de la industria automovilística.

Como complemento al concepto de valor compartido de Porter & Kramer, Kramer & Kania han desarrollado el concepto de impacto colectivo. Impacto colectivo es el compromiso de un grupo de actores importantes de diferentes sectores con un plan común destinado a resolver un problema social específico. Este tipo de colaboraciones se caracteriza por su foco en la resolución del problema social que condiciona el resto de elementos de la colaboración.

Por la complejidad y ambición de este tipo de colaboraciones, es necesario contar con ciertos elementos que faciliten la marcha de estas alianzas donde participan múltiples agentes con intereses diferentes:

  • Disponer de una agenda común. El primer paso es crear una visión compartida de cómo solucionar el problema que se pretende resolver y que cada socio aclare qué compromisos podrá asumir. Es importante que los principales financiadores no intenten imponer sus agendas, y asumir que estos primeros pasos pueden suponer 6 o 12 meses de trabajo intensivo.
  • Sistema de medición de resultados compartido. Una vez que se acuerda cómo resolver el problema social, es crucial definir un conjunto básico de indicadores compartidos que muestren si se alcanza o no la solución planteada. En muchas ocasiones, será el momento de obtener los datos iniciales de estos indicadores para configurar la línea base de intervención.
  • Actividades que se refuerzan entre ellas. Un rasgo de estas colaboraciones es que no se desarrolla un único proyecto entre varios agentes sino que cada agente desarrolla aquellas acciones en que es especialista pero bajo el paraguas y el marco de la alianza.
  • arya-zial-flickrComunicación constante. Es necesario contar con una comunicación frecuente y estructurada que contribuya a generar confianza y a coordinar las acciones y objetivos previstos. La comunicación también contribuye a mejorar y compartir el aprendizaje entre los socios de la colaboración.
  • Representantes idóneos de todos los socios. En este tipo de colaboraciones pueden convivir tres tipos de representantes por agente: diseñadores (representan a su organización en cómo configurar la alianza pero no tienen capacidad de toma de decisiones), ejecutores (responsables de implementar las acciones acordadas) y decisores (tienen la autoridad para tomar decisiones en la colaboración en nombre de su entidad).
  • Contar con una estructura propia de respaldo a modo de oficina técnica. Para estructurr una colaboración con todos elementos es común recurrir a una oficina técnica que gestione la alianza de manera autónoma a sus socios. Esta oficina asume la gestión de la estrategia, el soporte de las actividades, la coordinación de la comunicación, la movilización de recursos y la medición de resultados. Recomiendan que las empresas no ejerzan de oficina técnica.

Además de estos elementos necesarios para gestionar este tipo de colaboraciones, se requiere asumir una forma común de trabajo caracterizada por:

  • Aspirar a cambiar el sistema. Para resolver el problema seleccionado se aspira a un cambio sistémico que solucione el problema de raíz y no se buscan soluciones paliativas. Es clave que ningún socio se apropie de ese logro en exclusiva.
  • Un modelo de pensar y hacer que compatibilice múltiples vía de intervención. Para aspirar a un cambio de sistema es importante aplicar diferentes acciones porque, a priori, no se sabrá cuál es la mejor. Así se podrá evaluar las diferentes alternativas y seleccionar la mejor.
  • Actitud permanente de solucionar problemas. Es necesario asumir que un objetivo ambicioso planteará problemas y se debe asumir una voluntad positiva de solucionarlos siguiendo un modelo de definición del problema, hipótesis para su solución, ejecución y análisis.

Hay múltiples ejemplos de colaboraciones de este tipo que ya están funcionando en el ámbito anglosajón (para la promoción de la educación en Cincinnati o para la promoción del reciclaje) y en la cooperación internacional (promoción de la agricultura en Tanzania). Para conocer mejor este concepto: una web sobre el tema (en inglés) y un documento donde se explican sus principios.

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