Sin afán de lucro y sin ánimo de pérdida

Reflexionamos sobre los beneficios económicos en la ONG: ¿son necesarios? ¿para qué? ¿cuánto?

El título de este post está tomado de un profesor de gestión económica de ONG de un máster que cursé hace años, insistía en la idea de que una ONG por carecer de lucro no significa que esté obligada a declarar permantemente pérdidas o beneficio cero. Desde la gestión económica y financiera hay varias razones que justifican que las ONG obtengan cierto beneficio y que lo afloren contablemente. ¿Por qué?

  • Poder cubrir futuras tensiones de tesorería por retraso en los cobros de la subvenciones o porque la mayoría de los donantes acumulan sus aportaciones a finales de año.
  • Poder acometer inversiones futuras, ya sean en inmovilizado o en la puesta en marcha de nuevos proyectos que carecen de financiación.
  • Dar una imagen de solvencia económica de la ONG que le permita acceder a préstamos bancarios o a convocatorias de donaciones y subvenciones donde se exija esa solvencia económica.
  • Contar con cierto margen de maniobra ante una bajada imprevista notable de los ingresos tradicionales de la entidad.

Queda claro que somos partidarios de que las entidades sociales obtengan cierto beneficio que mejore su funcionamiento a futuro. En nuestro trabajo como secretaría técnica para convocatorias de donaciones impulsadas por empresas, vemos cientos de balances de ONG a lo largo del año y nos llama la atención esas organizaciones que declaran años tras año beneficios de varios cientos de miles de euros y que tienen activos financieros por millones de euros. Cuando vemos estos casos siempre nos preguntamos:

  • ¿Para que acumulan esos fondos? ¿Tienen algún plan previsto para maximizar su impacto? Pensamos en el impacto social no en la rentabilidad financiera de esos fondos.
  • ¿Por qué se siguen presentando a convocatorias donde el importe máximo que pueden obtener son 10-15.000 euros?
  • A veces, en estas convocatorias solicitan fondos para becar a usuarios que no pueden pagar algunos servicios de pago de la entidad. En estos casos, siempre nos preguntamos lo mismo: ¿serán capaces de dejar sin estos servicios a usuarios que no pueden pagarlos cuando están ganando cientos de miles de euros? Siempre nos respondemos diciendo que no, que seguro que los prestan. Esperemos estar en lo cierto.

Una reflexión final: ¿llegan a plantearse estas ONG si hay límite para su beneficio? ¿Hasta qué punto se superpone la supervivencia de la entidad sobre la calidad de vida de sus usuarios? ¿No son capaces de dar a estos fondos una utilidad mejor que tenerlos en el banco? Una ONG debe alegrarse cuando obtiene algo de beneficio y reflexionar qué hacer con él cuando obtiene o acumula un gran beneficio.

También existe el caso contrario, y es de ayer. Una ONG invitada a participar en una convocatoria donde es fácil que obtuviese 5-10.000 euros nos llama para decir que no se presenta porque tiene el  presupuesto de este año y del que viene asegurado y no quiere acaparar unos fondos que irían mejor para una entidad más necesitada. Estos ejercicios de coherencia son los que hacen grandes a las ONG y no los beneficios millonarios.

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